Fringe

El sábado, de madrugada, terminó una de las series que, para mí, hacen historia. Esas series que, veas o no desde el principio, tienen un “algo” que te engancha y llega un momento en que se convierte en algo más que una serie que ver cada semana.

Algunos de vosotros no conoceréis este sentimiento, otros, estaréis sonriendo, espero, al sentiros identificados. Fringe, para mí fue este tipo de serie. Comencé a verla casi al final de la primera temporada y, cuando terminó me confesé enganchada. Desde entonces cuatros años han pasado y, ayer, finalmente la serie terminó. Así que hoy, os voy a hablar de esta serie magnífica sin ningún tipo de spoilers por lo que, si aún no la habéis visto, seguid leyendo.

 Fringe es una serie de ciencia ficción creada por J.J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci. Me imagino que os sonarán, ya que son tres personajillos muy conocidos en el mundo de las series. Fringe, en esencia, trataba de una división especial del FBI que se encarga de investigar y resolver casos raros ayudados por la ciencia fringe, ciencia que se aparta de las principales teorías o aquellas consideradas más ortodoxas . La serie cuenta además con un reparto excelente.

Desde la izquierda: Nina Sharp, Peter Bishop (en el suelo), Astrid, Olivia Dunham (sentada), Walter Bishop, y Broyles

Anna Torv, Olivia Dunham, es una de las protagonistas. Prácticamente desconocida antes de su participación en la serie. En la primera y segunda temporada, en mi opinión, está un poco verde, y la falta un poco de vidilla y soltura que en las siguientes temporadas adquiere rápidamente aportando mucho a la serie y convirtiéndose en uno de sus pilares fundamentales.

John Noble, aka Denethor, es Walter Bishop, un científico brillante, aunque algo chiflado y excéntrico, que será el principal asesor del equipo Fringe. Internado en un manicomio por sucesos pasados, ahora es liberado pues es la única opción del equipo de resolver los casos. Aunque así descrito suene peculiar, Noble es de lo mejorcito de la serie. Una interpretación brillante y un personaje carismático donde los haya.

Joshua Jackson, aka Pacey Witter, es Peter Bishop, el hijo de Walter y quien responde por él. Walter es una persona muy peculiar, y Peter, quien es igual de inteligente que él, hace las veces de traductor para que el resto del equipo pueda entender los desvaríos mentales de este adorable científico.

Asimismo, no puedo dejar de nombrar a Lance Reddick, quien es Broyles, el responsable ante el FBI del equipo Fringe quien lo coordina y supervisa. Blair Brown, como Nina Sharp, quien es la cabeza visible de Massive Dynamics, una enorme compañía farmacéutica que posee William Bell, el compañero de investigaciones de Walter cuando era joven, brillantemente interpretado por Leonard Nimoy . Sí, habéis leído bien. Y finalmente, Jasika Nicole, como Astrid, la ayudante de laboratorio de Walter, a quien menosprecia un poquito y, aunque comienza en segundo, plano terminará siendo uno de los grandes de la serie. 

¿Qué es lo bueno de esta serie? En sus comienzos, tiene un doble formato. Me explico. Cada capítulo tiene una trama concreta que se resuelve a lo largo del mismo. Se nos presenta un caso extraño, se investiga sobre él para comprenderlo y poder contraatacarlo y finalmente, en un capítulo (dos en caso extraordinario) la trama se resuelve, o no, pero queda cerrada. Se pueden ver los capítulos de forma independiente y no hace falta seguirla de forma estricta. Pero, además de esto, si se sigue la temporada, se descubrirá que esto no era todo. ¡Ni mucho menos! Y es que hay también una trama global sobre la temporada que se irá enlazando con las temporadas que la siguen.

Tenemos cinco temporadas, las cuatro primeras cuentan con 20 capítulos o más cada una y la quinta y última cuenta con 13. A partir de la tercera, la serie se distancia de ese formato de capítulos conclusivos para comenzar a centrarse únicamente en la trama por temporadas. Con lo que personalmente considero que gana mucho. Además, cuenta con muchísimos capítulos muy especiales: un capítulo en dibujos animados, un musical, y varios capítulos que podríamos decir que están fuera de la linealidad de la trama,  fuera del formato normal y que harán las delicias de los fans.

Fringe es una serie para ver tranquilamente y disfrutar de los detalles. Si me apuráis, es una serie para ver dos veces, ya que, algunas de las tramas globales se aprecian mucho mejor con un segundo visionado. Muchas veces, no tenemos muy claro que está pasando, qué relación puede haber entre varias premisas o por qué demonios nunca vuelven a algo que parecía importante. J.J. Abrams hace ese tipo de cosas, pero no os preocupéis, esto no es Lost, la mayoría de las preguntas e incógnitas sí tienen respuesta.

La serie cuenta con una mitología increíble, poco os puedo contar sin desvelaros gran parte de la trama, pero lo más significativo es la existencia de un Universo Alternativo. Un universo semejante al nuestro pero en el que han tomado decisiones diferentes que han ocasionado cambios, más o menos significativo, que lo hacen diferente aunque parecido a la vez. También, encontramos unos híbridos, a los que llaman cambia formas, que pueden adoptar la forma de cualquier persona pero, ¿cuál es su cometido, de dónde vienen? Y por otro lado tenemos a los Observadores, unos individuos calvos, con traje y sombrero que aparecen esporádicamente y nadie sabe nada sobre ellos.

Pero, aquellos que más juego da a Fringe son sus propios personajes y las tramas que les tocan de lleno. Por ejemplo, Olivia participó de niña en un experimento sobre una droga, llamada cortexipham, que liberaría la mente y proporcionaría a las personas poderes más allá de lo imaginable. Estos experimentos fueron llevados a cabo por Walter y William Bell. De ellos dos, uno acabó en un manicomio y el otro fundó una empresa farmacéutica  y se hizo millonario, pero ¿cómo llegaron a ello? ¿Qué clase de científicos eran y qué otros experimentos llevaron a cabo? ¿Dónde está ahora William?

Es una serie para teorizar, para tener en cuenta todas las tramas posibles, todas las pistas, pues nunca sabremos cual podría ser importante. En este sentido, podría parecerse a Lost, donde también, nos daban muchas teorías y se creaban incógnitas durante largas temporadas. Pero, como he mencionado antes, no se parecen en el sentido en que la mayor parte de las cosas, tarde o temprano las explican. No quedan cabos sueltos. Y si bien es que hay temporadas que hacen que toda la serie se replantee o que nos quedemos con cara de poker sin saber cómo va a seguir, eventualmente lo consiguen, lo explican y salen airosos dejando al público satisfecho.

Eso sí, tened claro que Fringe no es solo una serie de ciencia ficción, ni de resolver casos, tampoco es una serie romántica o una comedia, sin encasillarse en el suspense. Tiene un poco de todo, sin encasillarse en nada. ¿Mi consejo? Animarse con la primera temporada, por supuesto. Si os gusta, y el final os deja de piedra, no hay más que decir, adelante y disfrutad del visionado. Y si lo que nos os convence es el visionado en capítulos conclusivos y os motiva la trama, os recomendaría que siguierais también, pues pronto abandona el formato.

Y contadme, ¿la conocíais, no os suena de nada? ¿La habéis visto? Y si es así, contadme: personajes favoritos, momentos que no podéis olvidar, temporadas especiales. ¿La tenéis en pendientes? Tal vez a medias.